La ciencia es de importancia fundamental para la CCRVMA. La Convención propiamente dicha se originó de la preocupación existente en el ámbito científico ante la posibilidad de que, tras la explotación insostenible de peces en las aguas subantárticas realizada desde fines de los sesenta hasta mediados de los setenta, el interés emergente en una explotación a gran escala de kril antártico llevara a consecuencias drásticas para el ecosistema.
En 1975, las Partes Consultivas del Tratado Antártico (PCTA) señalaron que era necesario centrar la atención en los estudios científicos, que servirían para fundamentar la protección y utilización racional de los recursos vivos marinos antárticos. En respuesta a la solicitud de las PCTA, el Comité Científico sobre la Investigación Antártica (SCAR) creó el programa Investigaciones Biológicas de las Especies y los Sistemas Marinos Antárticos (BIOMASS en sus siglas en inglés) en 1977 para ‘conseguir un conocimiento más profundo de la estructura y funcionamiento dinámico del ecosistema marino antártico como base para la ordenación futura de potenciales recursos vivos’. Los resultados científicos del programa BIOMASS sentaron los cimientos del papel esencial de la ciencia en la Convención de la CCRVMA y del uso que de ella hace la Comisión para alcanzar sus objetivos.
La principal fuente del asesoramiento científico proporcionado a la CCRVMA es el Comité Científico y sus grupos de trabajo auxiliares. El texto de la Convención dice que la Comisión “tendrá plenamente en cuenta las recomendaciones y opiniones del Comité Científico”, y la importancia de la ciencia fue reiterada en 2009 con la adopción de la Resolución 31/XXVIII relativa a la utilización de la mejor información científica disponible.